Por DAVID RISING | AP –
BERLIN (AP) — Durante más de medio siglo, el recuerdo de la Segunda Guerra Mundial significó que la mera mención de un nuevo aumento del poder alemán causaba escalofríos en Europa. Ahora, Alemania cada vez más está dictando políticas para todo el continente, pero a nadie parece preocuparle.
BERLIN (AP) — Durante más de medio siglo, el recuerdo de la Segunda Guerra Mundial significó que la mera mención de un nuevo aumento del poder alemán causaba escalofríos en Europa. Ahora, Alemania cada vez más está dictando políticas para todo el continente, pero a nadie parece preocuparle.
El canciller polaco
Radek Sikorski — cuyo país perdió millones de personas en la invasión y
ocupación nazi — sorprendió a muchos esta semana cuando hizo un llamado a una
mayor influencia alemana.
"Ustedes saben muy
bien que nadie más puede hacerlo", dijo Sikorski ante una audiencia
mayoritariamente alemana en Berlín. "Probablemente soy el primer canciller
polaco que lo dice, pero aquí va: Yo temo menos el poder alemán que lo que
estoy comenzando a temer la inacción alemana".
Líderes europeos están
sumamente nerviosos por una deuda insostenible que pudiera lastrar la economía
global. Desde las calles hasta los salones de poder, todos los ojos apuntan a
Alemania — la mayor economía de Europa — en busca de guía para sacar al continente
de la crisis.
"Alemania debe
tomar el papel de liderazgo porque en estos momentos, económicamente, es la
única que puede hacerlo", dice Nacho Criado, un español de 31 años, en
camino a su empleo como instalador de cables de fibra óptica en Madrid.
El viernes, la
canciller federal alemana Angela Merkel presentó un esbozo de plan de acción
diseñado por Berlín para contener la crisis europea, llamando al
establecimiento de reglas más estrictas para controlar los presupuestos
nacionales. Merkel fijó la agenda para la importante cumbre de la Unión Europea
la semana próxima, diciendo que la reunión va a lidiar con una estrategia para
asegurarse de que los países respetan las reglas y redactar esos cambios en
tratados de la UE.
Al mismo tiempo, Merkel
le restó importancia a cualquier temor sobre una preponderancia alemana en
Europa.
"Nuestras
directrices para la semana próxima son claras, pero quiero recalcar que no
tienen nada que ver con temores o preocupaciones que estamos escuchando de que
Alemania quiere dominar Europa ni nada parecido", dijo. "Eso es
absurdo".
Sin embargo, cada vez
más, esos temores parecen trocarse por esperanzas.
El canciller austriaco
Werner Faymann, cuyo país a menudo vive a la sombra de su vecino mayor,
desestimó cualquier preocupación por un renovado dominio alemán.
"Yo estoy
realmente feliz", dijo acerca de las iniciativas de Merkel para Europa.
Algunos europeos se han
preguntado con horror qué sucedería si Alemania se hastía de los problemas de
la deuda en Europa y simplemente se desentiende.
"¿Qué quedaría del
euro si Alemania dice adiós? Un castillo de naipes", dijo Lennart
Sacredeus, un legislador del Partido Demócrata Cristiano, uno de los partidos
de la coalición gobernante en Suecia, en un artículo en el periódico Svenska
Dagbladet.
Durante toda la crisis,
Merkel ha colaborado estrechamente con el presidente francés Nicolas Sarkozy,
el líder de la segunda mayor economía en la zona del euro. Pero Sarkozy, cuya
popularidad ha caído a menos de un año de las elecciones, se ha mostrado
recientemente mucho más dispuesto a aceptar el modo de pensar de la gobernante
alemana.
En particular, ha
adoptado ideas alemanas de que los países cedan control de una porción de sus
presupuestos a una autoridad central, a expensas de un poco de soberanía
nacional.
El ministro francés de
finanzas habló esta semana sobre "un esfuerzo franco-alemán" para
salvar el euro. Hizo notar que el éxito económico alemán y lo comparó con las
dificultades de la deuda en Francia, y concluyó, en una entrevista radial:
"Alemania es un modelo que nos interesa".
La oposición política
francesa, en tanto, ha criticado a Sarkozy por seguir la pauta de Merkel.
"Durante meses, la
señora Merkel es quien ha decidido y Nicolas Sarkozy el que obedece", dijo
el candidato presidencial socialista Francois Hollande esta semana.
Pero los europeos
parecen cada vez más inclinados a apoyar el liderazgo de Alemania, o al menos
tolerarlo.
"Este gobierno no
teme a Alemania", dijo el analista político italiano Sergio Romano sobre
el nuevo gobierno de tecnócratas encargado de resolver la crisis de la deuda en
Italia.
"No lo ha dicho
tan explícitamente, pero diría lo mismo que dijo Sikorski: Tememos más una
Alemania impotente que una Alemania poderosa".
Mientras que el ex
primer ministro italiano Silvio Berlusconi rechazaba la interferencia alemana,
el nuevo premier Mario Monti dice que la cultura alemana de estabilidad es
"una de sus mejores exportaciones".
"Siempre me han
considerado el más alemán entre los economistas italianos, lo que me ha
parecido un elogio, aunque realmente no tenía esas intenciones", dijo
Monti recientemente.
Igualmente, el
presidente del gobierno español electo, el conservador Mariano Rajoy, es
considerado mucho más abierto a un liderazgo alemán que el saliente José Luis
Rodríguez Zapatero. Y los diarios regularmente elogian la colaboración de
Merkel y Sarkozy para resolver los problemas de Europa.
Rafael Gaisse, un
abogado de Madrid, dijo que el papel guía de Merkel es algo que la gente acepta
ya como establecido. Pero añadió que también existe la percepción de que ella a
menudo revierte un liderazgo negativo.
"Ella está
impidiendo ciertas medidas que probablemente mejorarían la situación,
especialmente en lo que respecto a la deuda soberana", dijo Gaisse.
"Hasta ahora, lo único que ha hecho es decirle no a todo".
Expertos dicen que eso
es porque Berlín está confiado en su visión.
"El gobierno
alemán está convencido de que su argumento intelectual ha sido probado — uno
necesita las estabilidad, más reglas, más sanciones", dijo Katharina
Gnath, economista y experta en ciencias políticas con el Consejo Alemán de Relaciones
Exteriores.
El ministro alemán de
finanzas Wolfgang Schaeuble ha reconocido el problema, diciéndole esta semana a
corresponsales extranjeros en Berlín que el gobierno se siente como si
estuviese siendo halado en direcciones opuestas: criticado por algunos por no
hacer lo suficiente, y por otros por imponer demasiado siu agenda.
"Me siento como un
bombero que es atacado por el incendiario", dijo.
No hay comentarios:
Publicar un comentario