COMENTARIO DEL EDITOR
Otra cosa es que aspiremos a presenciar el circo de siempre, donde el verbo “investigar” termina siempre en una payasada.
elcomercio.pe Jueves 4 de Marzo del 2010
Por: Juan Paredes Castro
Por decir lo menos, en su conjugación práctica, el verbo “investigar” en el Congreso deja mucho que desear. Ha sido manoseado, desacreditado y envilecido.
Quienes quieran reivindicarlo (seguramente no faltarán parlamentarios bien criados y bien intencionados) tienen todavía la chance de hacerlo.
Necesitarán, eso sí, mucho coraje y mucha vergüenza en su intención de convencer a una buena mayoría de colegas suyos para no solo modificar criterios y reglamentaciones sino, sobre todo, actitudes, comenzando por desterrar conflictos de intereses y apetitos de poder y exposición pública. El figuretismo al frente de una comisión investigadora proporciona réditos políticos efímeros que sus beneficiarios confunden con un paso seguro a la inmortalidad.
El propio Oswaldo Luizar, que no parece entender el verbo investigar en todos sus tiempos y modos, sabe que su comisión no debió abocarse a una causa que ya estaba en el Ministerio Público primero y en el Poder Judicial después. Sin embargo, quiso “investigar hasta las últimas consecuencias” y a lo que llegó fue a las últimas conclusiones de nada, porque el “fruto de su trabajo” sigue siendo más preliminar que oficial, con tantos cambios de redacción que el plenario va a necesitar un notario público antes de debatirlo y aprobarlo.
¿En medio de este desbarajuste investigativo se pretenden formar nuevas comisiones? ¿Con qué metas y objetivos? ¿Con qué metodologías? ¿Con qué seriedad y honestidad? ¿Con qué beneficio para el Estado y el país?
Otra cosa es que aspiremos a presenciar el circo de siempre, donde el verbo “investigar” termina siempre en una payasada.
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