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A pesar del estruendo
que viene causando el actual conflicto en torno a Internet no toca cuestiones
centrales. Su eje es la piratería, es decir la propiedad intelectual en la red,
y cómo protegerla internacionalmente. El tema es importante y afecta a casi
todas las industrias culturales (música, cine, texto), pero en el fondo no toca
a Internet misma.
Mirko Lauer |
Lo que nos ha venido
salvando a los usuarios de Internet del pago y la mordaza hasta ahora es la
naturaleza de la tecnología y la naturaleza libertaria, digamos, de los
principios fundacionales establecidos desde los años 70-80. Sin embargo, los
enemigos de una red abierta van avanzando, y el proyecto de ley
antipiratería de EE.UU. es un ejemplo.
Vista desde un ángulo
crítico, Internet es un conglomerado de libertades que en otro espacio no
serían toleradas. El uso de noticias ajenas, la difusión de páginas porno, el
acceso a música y cine gratis, son el tipo de cosas que circula por Internet,
que suele salvarse por la importancia incomparable de su público.
Hace muchos decenios
que Internet dejó de ser un entretenimiento juvenil. Las actividades de WikiLeaks
o de Anonymous ya empiezan a parecerse a
lo que sería una guerra cibernética en forma. En consecuencia, la tolerancia de
los Estados y las empresas afectados está agotándose. Ven anarquía, y reclaman
ley y orden.
Los chinos censuran sin
el menor rubor, y en su estela más de una docena de países menores. La pugna
entre países, y entre estos y algunos académicos, por el control de los
servidores de Internet no es muy publicitada, pero las discrepancias allí son
muy reales, y algún día serán decisivas.
Sin embargo, Internet
es una fuerza en sí misma. Podemos imaginar al autoritarismo desenchufándola,
pero no doblegándola. Pues sin sus libertades de acceso y de expresión la red
simplemente no tendría sentido. ¿Podemos imaginar un retorno al tiempo en que los
teléfonos solo eran teléfonos? Parece que para algunos legisladores de los
EE.UU. sí.
Pero no se entienda la
defensa de las libertades en Internet como una defensa de la piratería
comercial en red. En términos generales Internet ha demostrado alojar a muy
buenos vecinos corporativos entre sus principales empresas. Pero sus ventajas
competitivas inevitablemente despiertan celos, esos primos hermanos del
autoritarismo.
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