Es comprensible que al sector empresarial le preocupe un deterioro mayor del Parlamento. Primero, por los torpedos que puedan salir desde la Plaza Bolívar para la estabilidad económica. Segundo, por la corrupción para promover, detener o cambiar una ley. Tercero, porque el Congreso es necesario para la aprobación de reformas clave que están pendientes en áreas como educación, salud, seguridad o justicia.
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