Promesas

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La acción decidida de Fujimori nos salvó de la crisis económica, mientras que la promesa de Vargas Llosa salvó el honor a todos: un peruano sí puede decir la verdad

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Menos se recuerda una segunda promesa incumplida, la del candidato Alejandro Toledo cuando, en el 2001, dijo “seré el presidente de la educación”. Era un desconocido, pero la promesa tenía credibilidad, porque Toledo había estudiado en la Universidad de Stanford. Sin embargo, al final de su gestión ningún indicador educativo mostraba una mejora en calidad; la escuela pública seguía en el suelo, adonde había caído durante sucesivas gestiones anteriores.