"//pagead2.googlesyndication.com/pagead/js/adsbygoogle.js">

BUSCADOR TEMATICO o AVISOS CLASIFICADOS

Búsqueda personalizada

domingo, 5 de febrero de 2012

No son loquitos, son estrategas


Al Movadef le gustaría participar en elecciones, si lo dejaran. A los insurrectos de la montaña les gustaría llegar a un acuerdo de paz, si estuviera disponible. ¿Es que la democracia está ganando la batalla política contra estos sectores? ¿O cuando menos se ha vuelto tan atractiva que propicia esas iniciativas?  
Ninguna de las dos cosas. Los seguidores del camino violento están en un callejón con muy poca salida y el clima de libertades en las calles tiene muchos resquicios para el que quiere socavar las bases del Estado. Es importante para ellos juntar las dos realidades y fabricarse una nueva oportunidad.  
El recurso a las ofertas de tregua es un clásico de las guerrillas agostadas. El proceso colombiano del decenio pasado es un reguero de ofertas pacifistas de las FARC que no cambiaron nada. Solo la decisión militar del Estado, con el apoyo de los EE.UU. y la UE, ha podido irle quitando oxígeno a la subversión.
El camino electoral es un recurso paralelo al y complementario del violentismo. No para tomar el poder por esa vía, sino para aprovechar la protesta de la población contra el Estado. El tema es ir ganando las simpatías de la gente, a medida que se le va radicalizando con acciones comprometedoras, incluso algunas de no retorno al campo legal.  
Para esta estrategia paralela SL tiene algunas ventajas en estas épocas: izquierdas legales débiles y divididas, poblaciones dispuestas a representarse a sí mismas mediante medidas de fuerza físicas, un crimen organizado variado y en expansión que distrae y acalambra los esfuerzos antisubversivos del Estado.
A lo anterior puede añadirse que el Estado en más de una ocasión ha tendido a enredarse en sus propios principios liberales, y que hay casos en que una población iracunda le hace el trabajo a SL a pesar de sí misma. Un Movadef (“Por derechos fundamentales”) funciona como un virus en el organismo social democrático.  
Una democracia no tiene más remedio, y no debería tener más deseo, que resolver la cuestión SL en el marco de la institucionalidad. Esto supone encargar hasta donde se pueda el tema a personas de la máxima habilidad, en todos los poderes del Estado. Pues en esto las dudas y las chambonadas son costosas, aunque al inicio no lo parezcan.  
En el tema del VRAE y en el del Movadef hasta aquí (estamos hablando de un decenio) ha habido más ruido que resultados. Como si el bando democrático sólo reaccionara cada vez que es sorprendido, y entonces a menudo de manera confusa, de paso entregándoles a los enemigos más publicidad de la necesaria.

No hay comentarios:

Publicar un comentario