El Movadef decidió voluntariamente ya no solicitar su inscripción ante el JNE aduciendo persecución política, y ahora el problema recién empieza para nosotros. Solo en la Disneylandia mental de algunos ilusos “la democracia ha triunfado” y los admiradores de Abimael quedaron cabizbajos diciendo “lástima, para otra vez será” volviendo a su casa derrotados y confusos. Ni lo sueñen. Obviamente les han puesto en bandeja un argumento para ser más radicales y –aunque nos arda y duela– sucedió exactamente lo que ellos querían. Buscar una fachada de legalidad fue una de sus estrategias, y asumirán como éxito que les hayan cerrado las puertas porque no perdían con ninguna de las dos opciones. Si el JNE los aceptaba, les daba estatus democrático y con ello mayor comodidad para captar simpatizantes. Y si los rechazaba –como ha sucedido– en la enrevesada mente de sus miembros se convierten en víctimas de la intolerancia, algo fácil de vender a muchos en el mercado del desencanto y la decepción política. Como era fácil de prever, la sola presencia de Movadef queriendo formalizarse entrampaba nuestra propia legalidad.
Pero lo concreto es que
ya existe. No va a evaporarse, y se supone que algo hemos aprendido con la
experiencia o más vale que así sea. En parte esto ocurre por la ceguera de
quienes insisten en tapar el sol con un meñique y negar lo evidente: el Movadef
es un partido político con organigramas, planes y estrategias, como ayer lo fue
Sendero Luminoso .
Mientras esto no se
entienda y no se asuma, pasará lo mismo que a inicios de los 80, cuando se les
ninguneaba llamándolos banda de abigeos. Harta chamba tienen hoy los servicios
de Inteligencia, pues esto solo se resolverá pacíficamente siendo muy
creativos, empezando por la educación. Dejen de hacer encuestas en la calle con
fotos de Abimael para hacer quedar a los jóvenes como idiotas. Hablemos de qué
nos pasó en aquella época, analicemos causas, planteemos debates públicos,
evidenciemos la inconsistencia genocida del “pensamiento Gonzalo”… y basta de
hacerles caso a fujimoristas y a la derecha más necia, obsesionados en
desacreditar a la Comisión de la Verdad e impedir que sus conclusiones se
enseñen en los colegios. Hoy seguirles la cuerda a Keiko Fujimori y allegados
es atizar más esa hoguera para que mañana el fujimorismo pretenda aparecer como
“salvador de la Patria”, ya que reivindicar a su líder es su única agenda y
razón de existir en el panorama político. Curiosamente, Movadef tiene la misma
agenda, pero con respecto a Guzmán. Y ya habría que ser demasiado oligofrénicos
para permitir que ambos se salgan con la suya.
El gobierno de Humala
tiene oportunidades para salir airoso de esta coyuntura. Si lo que hace es
militarizarse, le dará la razón al Movadef, este se fortalecerá y otra vez el
mismo infierno. En cambio si promueve una educación democrática de valores
ciudadanos que tenga correspondencia con una inclusión verdadera y no retórica,
las cosas pueden diluirse. Que no le pase como a Fernando Belaunde, quien jamás
supo enfrentar a SL desde su raíz. El fantasma anda rondando de nuevo, y ya se
demostró que no lo espanta ni la prepotencia y menos la cabeza de avestruz. A
ver pues si las supuestas prosperidad y modernidad sirven para reforzar
conocimientos e información y no para huachaferías. ¡Y ahora sí urgente, Museo
de la Memoria!
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