Comentario del Editor
Por: Juan Paredes
Castro
En una conferencia de
prensa que debió ser mucho más abierta, el presidente Ollanta Humala apareció
ayer notoriamente alejado del doble discurso oficial de los últimos tiempos.
| Juan Paredes Castro |
Con todo el
escepticismo que despiertan generalmente las exposiciones presidenciales,
algunas tonalidades puestas en relieve en sus palabras merecen atención.
Vimos a un mandatario
dispuesto a marcar un rumbo definido de gobierno, no importa cuántos callos
tenga que pisar en adelante en las cúpulas regionales, en su propio partido,
Gana Perú, y en su entorno más cercano, de ministros y asesores, que tendrán
que decidir si son capaces de seguirlo o de adoptar un camino diferente.
En efecto, objetivos
supremos suyos como el del crecimiento económico con inclusión social necesitan
decisiones claras y precisas y que lo peor que podrían enfrentar es rodearse,
como ya venía sucediendo, de contradicciones y ambigüedades.
Tales contradicciones y
ambigüedades obedecen en cierta forma al hecho de que Humala logró en la
segunda vuelta concertar con un sector del país que le reclamaba el respeto a
las reglas de juego constitucionales vigentes y el mantenimiento de la política
económica, pero no consiguió que el otro sector votante comprendiera este
compromiso, a pesar de que ya formaba parte de su campaña el objetivo del
crecimiento económico con inclusión social.
Las contradicciones y
ambigüedades más fuertes con las que ha tenido que lidiar Humala provienen de
las fuentes mismas de su partido, Gana Perú, y de algunos de sus aliados
políticos, moderados y radicales, que creen que la inclusión social puede darse
como una gracia divina y no mediante el esfuerzo descomunal de generar primero
un crecimiento económico sostenido, basado a su vez en una política abierta a las
inversiones y en un eficiente y competitivo desempeño de la administración
estatal.
Cuando Humala sale a
decir que no quiere dividir al país con una reforma constitucional y que no
aceptará ultimátum alguno capaz de frenar las inversiones, está inscribiendo un
nuevo sello personal y presidencial en su mandato.
¡Queda por saber si su
mayor prueba ácida seguirá siendo la claridad y coherencia de objetivos!
¿Marchará sobre su hoja de ruta, contra viento y
marea?
No hay comentarios:
Publicar un comentario