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martes, 17 de mayo de 2011

¿Qué es responsabilidad social empresarial?

MÁS ALLÁ DE LA OBLIGACIÓN LEGAL Y LA CARIDAD

Paul Martin Representante de UNICEF en el Perú
Por primera vez en el Perú, se conocerá el nivel de responsabilidad social de muchas empresas luego de que concluya la medición que está realizando Perú 2021, asociación que promueve la responsabilidad social como metodología de gestión empresarial en el país.
Los resultados de la medición podrían sorprender a más de uno pues, aunque el término se menciona bastante en los últimos tiempos, hay poca claridad sobre lo que significa.
He escuchado a empresarios decir que son socialmente responsables porque cumplen las leyes y pagan impuestos, porque su empresa regala juguetes a niños en la época navideña o sostiene una fundación que ayuda a sus trabajadores o a los pobres.
¿Es eso responsabilidad social?  Antes de intentar una definición, hay que señalar las diferencias entre las acciones mencionadas.
En primer lugar, cumplir la ley es una de las reglas básicas que permiten la interacción de los seres humanos. En un Estado de Derecho las reglas más importantes están codificadas en leyes elaboradas por el Poder Legislativo. Violar estas leyes es romper el contrato social y, en la mayoría de casos, implica violar un derecho de otro individuo o grupo. Ninguna persona o empresa puede decir que es socialmente responsable si, por ejemplo, violando la ley, utiliza trabajo infantil.
Una segunda opción es la caridad: entregar recursos a los menos favorecidos. Podemos hacerlo de manera personal (dando unas monedas, ropa que no usamos, etcétera) o a escala empresarial, pero siempre con la intención de beneficiar puntualmente a algunos pobres, sin que eso contribuya a mejorar su posición económica o social. 
Aquellas empresas que no quieren quedarse en acciones puntuales y han optado por la filantropía, montan sus propias fundaciones o destinan fondos a instituciones involucradas en obras sociales. De esta manera apoyan proyectos que ofrecen servicios como educación o salud, y pueden tener un enfoque de desarrollo humano.
En ciertos casos, simplemente se busca publicidad positiva para la empresa y, en otros, existe un compromiso ético, religioso o social. Desafortunadamente, muchos de los esfuerzos desplegados son poco más que la caridad llevada a mayor escala, y carecen de impacto, salvo para aquellos que son atendidos.
La responsabilidad social es un concepto que va más allá de la obligación legal, la caridad o aun la filantropía. Implica que la empresa (o el individuo) se involucre en un proceso de cambio social, no limitándose a mitigar los peores efectos de la pobreza en algunos pobres, sino buscando influir en los entornos local y nacional para aumentar las oportunidades que tienen los más necesitados.
Además de cumplir las leyes, la empresa procura participar en la discusión y elaboración de nuevas normas o en la incorporación de ciertos  enfoques, como ha ocurrido en el último CADE por la Educación.
La empresa socialmente responsable aporta en el debate y en la gestión de las políticas públicas referidas al área social, utilizando sus recursos financieros y humanos, así como su peso corporativo, para ayudar en la construcción de una nación más justa y equitativa.

Dos casos de responsabilidad social empresarial en el Perú, que se canalizan a través de alianzas con Unicef, lo protagonizan la aerolínea LAN y la administradora de fondos de pensiones Profuturo AFP.
Gracias a una campaña de recaudación de fondos durante los vuelos aéreos, LAN puede apoyar las medidas desarrolladas por el Estado y la población organizada de Cusco, Apurímac, Loreto y Ucayali, con el fin de reducir la desnutrición crónica y la anemia entre los niños más pequeños y favorecer su crecimiento y desarrollo.
Profuturo promueve la Asociación de Municipalidades Amigas de la Niñez (AMAN), que agrupa a los gobiernos locales de cuatro distritos andinos de la región Cusco. Mediante la AMAN se está consiguiendo disminuir la desnutrición crónica infantil y, a la vez, colaborando con la mejora de la calidad educativa -a través de un enfoque de educación intercultural bilingüe-, de la atención médica brindada a niños y mujeres gestantes, y del funcionamiento de defensorías municipales y comunitarias que aborden la violencia intrafamiliar, así como la carencia de documentos de identidad entre la infancia.
A Unicef le complace acompañar estas experiencias y anima a otras empresas a buscar formas, como lo han hecho LAN y Profuturo, de  contribuir positivamente en los procesos sociales. Capturar la energía, la creatividad y el compromiso del sector privado es esencial para que el país salga adelante.Fecha:17/05/2011

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