14 de octubre de 2010,
MINA SAN JOSÉ, Chile (AFP) - Son 33 los mineros que quedaron atrapados en un yacimiento en el norte de Chile y 33 los días que tardó la perforadora en terminar el túnel por donde el miércoles se inició su rescate, entre otras coincidencias numéricas que las familias y autoridades se han tomado con humor.
Y por si fuera poco, el esperado rescate se inició el 13 de octubre de 2010, es decir, el 13/10/10, cifras que, sumadas, también dan 33, un detalle que el propio presidente Sebastián Piñera hizo nota al participar en el comienzo del operativo.
El número se repite porfiadamente y está en boca de todos. "La labor total tomó 33 días, un día por hombre, creo en la numerología, algo tiene que haber aquí", aseguró Mijail Proestakis, gerente de la empresa Driller Supply, que participó en las tareas de perforación del ducto de 622 metros de extensión y un diámetro de 66 centímetros , que partido por dos da también 33.
Para abundar, el recorrido en ambulancia desde el yacimiento hasta el hospital de Copiapó, la ciudad más cercana, dura también 33 minutos, según señaló entre risas el ministro de Salud, Jaime Mañalich.
"El 33 aparece en todo, todo coincide, es un milagro", dijo a la AFP María Segovia, hermana del minero Darío Segovia, respecto de esta curiosa circunstancia.
Muchos familiares, de una gran devoción católica, recuerdan también que la edad de Cristo al morir fue de 33 años.
Los 33 mineros quedaron atrapados el 5 de agosto tras un derrumbe en el yacimiento San José, en medio del desierto de Atacama, 800 kilómetros al norte de Santiago. Hasta el miércoles, más de la mitad de los atrapados ya estaba en la superficie.
Desde las profundidades, cuando no dieron con ellos hasta el 22 de agosto, los mineros escribieron en un papel la frase "estamos bien en el refugio los 33", y lo amarraron a la máquina de sondaje que los ubicó. Esta frase ocupa 33 espacios o caracteres al ser colocados en una página de diario.
El hecho se prestó incluso para una broma. Durante las labores de rescate, periodistas y familiares comentaban sobre la posibilidad de que, al ser llevados al hospital para su chequeo general, el médico iniciase la consulta al paciente diciéndole: a ver, diga 33.
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